21 feb 2012

Alegría relacional: construir utopías de proximidad

Alegría Relacional:
construir utopías de proximidad


Cuando supe por primera vez, a través de Memo Araujo, Ronald Morán y algunos artistas jóvenes de El Salvador, que una propuesta de múltiples intervenciones en una comunidad alejada de San Salvador retomaría  desde su nombre mismo –Alegría Relacional- el concepto de “estética relacional”,  tuve una mezcla de curiosidad y a la vez inquietud. Curiosidad, porque me resultaba llamativo que a El Salvador llegaran  los “ecos globalizadores” de términos que suelen ponerse de moda en el ámbito del arte y la cultura visual contemporánea, y de inquietud, porque siendo ese un concepto sumamente polémico, centro de múltiples controversias, el riesgo de una utilización sin tomar en cuenta esas conflictivas connotaciones, llevaba consigo una carga de riesgo implícito.

Sin embargo, lo primero que me llamó la atención -favorablemente- de este proyecto, fue que la conformación de estas propuestas “relacionales”  no se hizo de una forma precipitada o antojadiza, forzadas por  alguna “ocurrencia” de momento, pues tanto el lugar escogido  como las diferentes intervenciones que se propusieron, fueron resultado de un proceso de maduración de inquietudes y demandas tanto vivenciales como profesionales,  vinculadas estrechamente a esa particular comunidad salvadoreña donde se interactuó, llamada precisamente "Alegría" . 

A partir del entusiasmo contagioso de Memo Araujo, de su trabajo cultural y sus experiencias en la comunidad de Alegría, junto a su compañera Paola Lorenzana,  y con la permanente gestión y asesoría de artistas de más amplia experiencia como Ronald Morán, Walterio Iraheta o Dalia Chévez, un grupo de artistas jóvenes de formaciones diversas, realizaron visitas a la comunidad, se involucraron con algunas de sus características y necesidades, y a partir de estas enriquecedoras experiencias generaron un diálogo colectivo entre ellos y con el sitio, para gestar las diferentes propuestas que se realizaron allí, en un proceso de alrededor de un año. 

visita y talleres previos a las intervenciones en Alegría 
seminario-taller sobre arte y estética relacional

Posterior a esas intervenciones en la comunidad, los jóvenes artistas participantes en este proyecto le dieron continuidad al propósito y contenidos de sus intervenciones, a través de un proceso de auto-reflexión crítico sobre ellas (en este momento fue cuando intervine como analista y pude apoyarlos parcialmente en la reflexión teórico-contextual), para llegar finalmente a las versiones expuestas en el espacio expositivo de la Casa Tomada del CCE.  

Si las versiones más comunes de la “estética relacional” que se realizan sobre todo en diferentes contextos mainstream, se han asociado mayormente a intervenciones o intercambios humanos dentro de espacios relativamente confinados como museos o galerías, la propuesta de Alegría Relacional fue en un sentido contrario, pues interactuó con la comunidad a la que se propuso focalizar, para luego exponer no tanto los “resultados acabados” de ese proceso,  sino versiones de esas intervenciones en un espacio expositivo, intentado que las propuestas no solo resulten meras “documentaciones” sino re-creaciones de esas intervenciones, a partir de la interacción con el espectador que asiste a ver esos proyectos realizados. 


Un aspecto que ha resultado polémico dentro de las llamadas “estéticas relacionales” (tal y como la ha definido Nicolás Bourriaud en su reconocido aunque muy controvertido libro), es que la idea de una “utopía de proximidad”, de un “estar juntos”,  o de “crear situaciones” para compartir en estos espacios museísticos o galerísticos, desactiva el potencial de transformación social, política e incluso mental del espectador, pues esas propuestas  de interacción estética y humana en espacios controlados y confinados, con un público cautivo que cumple ciertas “reglas del juego” artístico, según esos especialistas anula su eventual capacidad crítica, subversiva y cuestionadora.   
Sin embargo, teniendo la propuesta de Alegría  Relacional un recorrido diferente -es decir: de la comunidad al espacio expositivo- este último momento se establecería como un punto de “llegada”,  parcial y no definitivo, e incluso secundario con respecto a todo el trabajo de interacción e intervenciones comunitarias realizado anteriormente. Por otro lado,  en el contexto salvadoreño, marcado desde hace años por la violencia pasada y presente, la marginación o las desigualdades y exclusiones sociales, esa “utopía de  proximidad”, ese “estar juntos” que proponen las estéticas  relacionales, y que en otros contextos suelen resultar ciertamente demasiado higienizadas  o políticamente correctas,  en El Salvador creo que poseen una significación especial  como formas –utópicas, si- de intercambio y convivencia social, cultural y humana, al menos dentro de determinados límites y circunstancias posibles.   

En ese sentido, creo que Alegría Relacional comparte parcialmente esos preceptos que expone Nicolas Bourriaud,  cuando afirma que el “arte relacional” debe ser concebido como un “intersticio social y estético”, un "estado de encuentro" que se coloque “entre sujetos” y que se expanda a  la esfera de las “interacciones humanas y su contexto social”. Por otra parte, Bourriaud también afirma, a propósito de ese vínculo tensional entre lo utópico, lo subjetivo y las posibilidades concretas dentro del ámbito artístico que:  El arte ya no busca construir utopías, sino construir espacios concretos…La utopía se vive hoy en la subjetividad de lo cotidiano, en el tiempo real de los experimentos concretos…Las obras ya no tienen como meta proponer realidades imaginarias o utópicas, sino constituir modos de existencia o modelos de acción dentro de lo real existente…producen espacios-tiempos relacionales, experiencias interhumanas que tratan de liberarse de las obligaciones de la comunicación de masas, generando esquemas sociales alternativos, modelos de construcciones intersubjetivas”.

Bourriaud también expone tres preceptos fundamentales a través de los cuales cada artista conforma muchas de sus producciones relacionales, aunque siempre de una manera flexible, contextualizada y diferente; estos tres preceptos serían:  el  “estético” (cómo traducirlo materialmente), el “histórico” (cómo inscribirse en un juego de referencias artísticas),  y  el “social” (cómo proponer una posición coherente en relación al estado actual de la producción y de las relaciones sociales). 

"Proyecciones" - Rebeca Tovar
"Homenaje". - Danny Ruiz
"Cumpleaños" - Danny Zavaleta
"Alegría tiene nombre de mujer" - Abigail Reyes
"Vivarĭum Focāri" - Dalia Chévez y Marvín  Enrique Martínez
"Cantar de sirenas" -  Issa Estrada
Siento que las diferentes intervenciones e interacciones que se hicieron en Alegría Relacional giran, directa o indirectamente, en torno a algunos de ese preceptos múltiples –estético, histórico, social- que plantea Bourriaud: desde las implicaciones comunicativas y de visibilización de género en la propuesta Alegría tiene nombre de mujer (Abigail Reyes), a las más productivas y comerciales de Vivarĭum Focāri (Dalia Chévez y Marvín  Enrique Martínez); de las connotaciones estéticas y a la vez  comunales en las intervenciones Unto (Víctor Rodríguez),  a la más lúdica de Flotador (Boris Ciudad Real); de las implicaciones sociales y también de juego en las propuestas de Uniendo Alegría (Erick Aguilera),  Homenaje (Danny Ruiz) o Despestar (Danny Zavaleta), hasta las más interactivas con el transeúnte de Cantar de sirenas (Issa Estrada) y Proyecciones (Rebeca Tovar); o aquellas más vinculadas al ámbito deportivo o competitivo, como Sapito (Emilia Díaz) y  Mascón  (Karen Estrada, Andrea Huezo y Fátima Chávez), ésta última una efectiva subversión de las reglas del juego de fútbol,  a partir de la introducción de una tercera portería y equipo (vea aquí video del juego), que de algún modo funciona como una metáfora de la subversión -desde dentro-  de las “reglas del juego”  que se producen en el ámbito del deporte, pero también en la estética y el arte relacional.

Una ambigua subversión que, más que apostar por rupturas falsamente radicales o mediáticamente escandalosas, prefiere el trabajo menos llamativo e  impactante, pero de resultados más tangibles y necesarios en la comunidad en la que se inserta y con la que se propone interactúar.

"Flotador" - Boris Ciudad Real
"Unto" - Victor Rodríguez
"Sapitos" - Emilia Díaz
"Mascón" - Karen Estrada - Andrea Huezo - Fátima Chávez




ALEGRIA RELACIONAL - enlace a blog

Etapa I - 09 y 10 Abril 2011
Taller de Arte Relacional con Ronald Morán en Alegría

Etapa II – 18 y 19 Junio 2011
Montaje de Acciones en Alegría

Etapa III - 22 al 24 Agosto 2011
Taller de Arte Relacional con Ernesto Calvo en el MUTE de Santa Tecla

Etapa IV – 21Feb. – 28 Feb. – 06 Mar. – 13 Mar. 2012
Exposición Final de Proyectos y Resultados  en La Casa Tomada/CCESV / San Salvador.
  

presentación de Guillermo Araujo y Paola Lorenzana
(co-organizadores del evento) 

Relacionarse con el entorno para crear,  es una práctica para algunos/as necesarias, para otros natural, para muchos la oportunidad para provocar o alterar... Alegría Relacional fue una propuesta intensa y concreta de Ronald Morán, una necesidad permanente y una constante de La Casa Alegre, un aporte hermoso del CCESV, un compartir profundo de Ernesto Calvo y un disfrute de sus participantes. Ese disfrute y esa RELACIÓN con Alegría, es lo que vemos en esta exposición del 21 de febrero de 2012. 

El taller brindó luces únicas sobre el tema Relacional en el Arte, enriqueció nuestra forma de ver la comunidad y les brindó oportunidades a los/as artistas de entrar al mundo de Alegría y salir de ese mundo afectados por sus flores, su laguna, sus piedritas, sus mujeres, sus tamales, sus mascones, su paisaje reflejado, sus sirenas, sus músicos, su paraíso y en estas obras intentan devolvernos esos instantes.

 
https://mail.google.com/mail/images/cleardot.gif

texto de Ronald Morán 
(gestor y co-organizador del proyecto)

Alegría Relacional es un proyecto piloto que surgió luego de buscar en algunos lugares de El Salvador condiciones básicas que favorecieran un ambiente social seguro y rico en calor humano. La ciudad de Alegría, Usulután, fue el lugar indicado para provocar un laboratorio experimental de arte contemporáneo, sin ansias de autoría y donde se pudiera crear una especie de “utopía de proximidad” (Nicolas Bourriaud).

El interés particular se centró en propiciar un encuentro entre el artista y la obra de arte hecha por y con el público. La "estética relacional" es una manifestación artística que conjuga esos factores determinantes, generando de forma directa la exploración de espacios-obra, instancias-obra y momentos-obra; así se rompe el esquema tradicional de hacer arte de manera intimista y convertir la experiencia artística en una creación colectiva.

Con las premisas lanzadas desde un inicio del proyecto, la ciudad de Alegría contaba con las condiciones apropiadas para hacer de ella una plataforma de lanzamiento de iniciativas  vistas bajo la óptica foránea pero fresca de artistas jóvenes, que asumieron el reto de adentrarse sutilmente en esa realidad particular, argumentando sus ideas, propiciando acciones colectivas, robándole a la cotidianidad segmentos propios del lugar para convertirlos en piezas de arte. 

La reflexión al respecto puede ser muy extensa, mas aún cuando se advierten cambios por venir en la vida de un pueblo, cambios que han sido generados por el arte en la conciencia de sus habitantes. Algunas de las piezas producidas en este laboratorio han sido adoptadas por iniciativa ciudadanas  estimulando las tradiciones locales para enriquecer su propia cultura. 

Es muy gratificante saber que de algún modo, lo que se ha tomado de la cotidianidad se está devolviendo a su mismo lugar,  solo que transformado en nuevas experiencias.


. enlaces de interés vinculados a estéticas relacionales: 




Salon Kritik - Miguel Angel Hernández Navarro:  

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