28 oct 2011

Efectos cruzados: ¿todo lo sólido se desvanece en lo líquido?


EFECTOS CRUZADOS
¿todo lo sólido se desvanece en lo líquido?

sobre la exposición personal de la artista  Sandra Monterroso
(en Galería La Fábrica , Guatemala)
                       
 

"La única certeza es la incertidumbre". Zigmunt Bauman.

Con la exposición Efectos Cruzados, la trayectoria artística de la guatemalteca  Sandra Monterroso reconoce un punto de llegada, pero a la vez una interacción de múltiples connotaciones con respecto a inquietudes y búsquedas suyas anteriores,  aunque desde perspectivas que -podríamos decir-  se reconocen desde “otro lugar”.

Si las intenciones comunicativas de Sandra Monterroso han sido recurrentes desde el comienzo de su actividad  artística en torno al uso de medios como la performance, el video o la instalación, pero también –y en menor medida- el interés por el dibujo o la presencia de la gráfica en un sentido amplio; en Efectos cruzados casi todos esos  lenguajes están presentes, pero de una manera híbrida, metamorfoseada, como reivindicando su presencia, pero a la vez evidenciando  una cierta  disolución, muy a tono con las direcciones misma de la muestra. 

vista parcial de la exposición
proceso de montaje: Decolorando el Sur.
De tal manera, si las temáticas y preocupaciones que ha abordado a Sandra Monterroso han estado marcadas por los rejuegos y negociaciones en torno a la identidad y sus condicionantes (del universo femenino a lo social e íntimo, de lo cultural a lo político, de la contemporaneidad a lo ancestral, de la memoria al deseo), en las particulares condiciones del  contexto guatemalteco; en Efectos cruzados,  sin perder esa necesaria condición contextual, de reflexión in situ, sus inquietudes se expanden hacia un ámbito donde lo local interactúa con lo global, lo personal con lo social y cultural, pero a la vez desplazándose a un espacio más íntimo, hacia un lugar más introspectivo marcado por las incertidumbres y preguntas, antes que las certezas o respuestas precisas.      

Por eso resulta poco serio afirmar que esta muestra  resulta “desproblematizada”, y demandar de la artista que continúe -o se mantenga “fiel”-  a ciertas reflexiones contextuales de índole supuestamente “identitaria”,  sin entender que justamente  esa interacción de reflexiones socioculturales y antropológicas, con ámbitos más íntimos o introspectivos, resultan no solo consecuentes con las inquietudes artísticas y contextuales anteriores de la artista, sino que además establecen un cambio importante en sus interrogantes y búsquedas tanto estéticas como temáticas.  

Decolorando el Sur (políptico)


Resistencia y Contaminación (escultura)
Cuando Sandra empezó a concebir las diferentes ideas que conforman esta exposición, el término “líquido” (tal y como lo utiliza el filósofo polaco Zygmut Bauman en sus libros) surgió como un punto partida y motivación inicial: la vida, el tiempo, las  emociones, el amor, e incluso el arte “líquido”  a los que se refiere Bauman en varios de sus  textos,  resultan una especie de antítesis a la relativa “solidez”  que el ensayista percibe en el devenir de la modernidad.

No obstante,  los diferentes elementos simbólicos y formales que Sandra Monterroso se propuso trabajar en su muestra, la llevaron más allá de ese carácter “líquido” que propone el filósofo,  para enfatizar más bien en esa condición inasible, fugaz, efímera  que se percibe en las relaciones sociales y humanas actuales, y que se expande hacia esos “efectos cruzados” que explora la muestra. De tal modo, la interacción de elementos naturales como el agua, con respecto a otros materiales físicos -hilos, plásticos, cabellos-  tanto humanos como industriales o artesanales, se transforman aquí bajo el efecto de ese “líquido”, en el momento mismo del montaje de la exposición.    

Por eso no resulta pertinente tampoco pretender que la artista retome el célebre concepto de Bauman, como base de una reflexión formal en sus complejas conexiones sociológicas, antropológicas o filosóficas,  pues lo "líquido" no resulta aquí más que un punto de partida  y a la vez metáfora de las intenciones que rodean  a la muestra, pero retomado de forma más elíptica o poética que ensayística.  
Decolorando las hebras (foto fija de videoarte) 
Colorando las hebras (foto fija de videoarte)
 Como planteaba antes, son evidentes las interacciones de esta exposición con respecto a la trayectoria anterior de Sandra Monterroso, aunque mediadas por otras intencionalidades y énfasis. Así, desde propuestas como “La esencia de la vida” (2002) o “Lix Cua Rahro. Tus tortillas mi amor” (2004), la artista recurría al uso de la performance, el video y determinados materiales artesanales o industriales -como la cera, el maíz, el color- en tanto formas de expresar tensiones de género o culturales, entre la memoria y la contemporaneidad. En  Efectos Cruzados esa presencia se mantiene, pero con una intención por momentos más sutil, pues ya no intenta evidenciar posiciones éticas, o una postura política  determinada, sino que más bien se potencia una reflexión sobre las contradicciones o ambigüedades de las mismas. 

La esencia de la vida (video-performance, 2002)
Lix Cua Rahro. Tus tortillas mi amor (video-performance, 2004)
Por otro lado, formalmente el uso del color  ha estado muy presente en varias obras anteriores de Sandra Monterroso: desde el negro en “Aj Camisel / Matador”, hasta el rojo y el negro de “Meditando el error” (ambas de 2008). Pero si el uso de esos colores tiene una pretensión más precisa en algunas de sus propuestas anteriores, en el caso de Efectos Cruzados los procesos de desteñimiento-degradación, o por lo contrario, como recurso de escenografía o ambientación, le ofrecen nuevos significados que se relacionan con la tradición cultural maya ancestral o contemporánea. Así, según la artista, el color amarillo significaría "cerrar el círculo" dentro del espectro del rojo, negro, blanco y amarillo, que son los colores  que representan los cuatro puntos cardinales en la cultura maya ancestral. El amarillo aquí tambien representaría el Sur, en tanto elípsis a través de la cual se expresan las connotaciones indirectamente geopolíticas de la muestra.
Es más fácil cortado que desatarlo (escultura y vista general de la sala)
Meditando el error (videoarte, 2008)
Gucumatz decolorado
En relativa conexión a ello,  el flujo es otro de los elementos recurrentes en las propuestas de Sandra Monterroso, que ha trabajado lo “líquido” como recurso simbólico, pero a la vez en dimensiones sumamente directas y hasta viscerales,  algo que se evidencia en piezas como “Metabolismo” (2004) o “Lavar el miedo” (2008). Sin embargo, esta vez en Efectos cruzados,  su uso se desplaza hacia los procesos de des-teñimiento de hilos, como metáforas de lo voluble o inatrapable de las relaciones  humanas y sociales en el contexto de las sociedades contemporáneas, lo cual permite a la artista establecer un sugestivo vínculo entre materialidad y memoria, disolución y tiempo.

Metabolismo (performance, 2002)

Mala hierbe nunca muere (performance, 2003)
Acciones para abolir el deseo (performance, 2008)

Por otro lado, también como contraste de algunas propuestas suyas anteriores, donde la destrucción o transformación violenta estaban muy presentes –como en “Mac Culpa” (2003) o “La demoledora” (2010)- esta vez la apuesta de Sandra se dirige hacia una pretensión quizás menos espectacular, en apariencia más tranquila y sosegada, aunque no por ello menos estimulante en sus potencialidades. En ese sentido,  la interacción entre lenguajes ambiguamente inmateriales como el video y la performance, junto a la objetualidad escultórica o los procesos de  dibujo y gráfica, interactúan en esta muestra de manera  ambivalente,  para intentar transmitirnos ese carácter inasible  -y seguramente indefinible-  de las interacciones humanas en el contexto contemporáneo.

Mac Culpa (video-performance,  2003)
Colorando las hebras (instalación) y  Expoliada (videoarte)


Ahora bien, quizás el aspecto simbólico que se encuentra en el centro de esta muestra y potencie el eje de sus principales búsquedas, es la figura del “nudo gordiano”, que atraviesa  de alguna forma muchas de las piezas específicas de la exposición: desde “Es más fácil cortarlo que desatarlo" hasta "Puntos de resistencia". 

Es más fácil cortarlo que desatarlo (escultura)
Puntos de resistencia (detalle de instalación) 
Nudos de resistencia (detalle de mural) 
En todas ellas, con diferentes énfasis  e intencionalidades  –desde desatar, deshilvanar o cortar un hilo, hasta los nudos hechos con caramelo-  se  evidencian, con un  cierto sentido de ironía y ambivalencia,  la necesidad de reconocer esas interacciones humanas que van desde lo social y cultural,  a lo íntimo y subjetivo. Y más que por una condición “líquida”,  estas piezas parecieran atravesadas por eso que Marshall Bermann,  retomando la célebre frase que Karl Marx pronunció en el siglo XIX cuando se refería al conflictivo vínculo entre tradición y modernidad, historia, memoria y presente, resumió en la potente idea de que "todo lo sólido que se desvanece en el aire”; una suerte de premonición del actual éter virtual que nos rodea: que no podemos asirlo, que no podemos verlo y ni siquiera sabemos hacia dónde se dirige…pero tal vez por eso mismo, sea una de las causas fundamentales de nuestra –inexplicable- insatisfacción con los vínculos humanos, sociales, culturales, políticos e incluso artísticos de la contemporaneidad.     


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